Conociendo a un Coreano: ¿Cómo no pensar en monos?

 En este post les contaré una historia curiosa que me pasó al conocer un Coreano, no diré nombres ni nada para que no se sienta aludido el chico, pero quería contarles lo que me pasó, el otro día conocí a un Coreano, pensé que no tenía expectativas al respecto y que lo trataría como cualquier otra persona, pero no lo hice, demasiada información ha inundado mi cerebro, y ahora me doy cuenta, resulta que no había pensado mucho al respecto simplemente fui a conocerlo, yo iba de lo más normal pensando en cosas tan profundas como la inmortalidad del cangrejo, el hecho de que Heechul de Super Junior se vea más femenina que yo  cuando usa vestido y otras cosas igual de interesantes. Cuando de pronto me topo con él, lo primero que hizo mi cerebro fue bloquearse completamente, respiré profundo y pensé, recuerda todas las enseñanzas Zen que has adquirido de la cultura asiática, el chico de lo más normal me saludo (obviamente no de beso) y con singular alegría empezó a preguntarme muchas cosas, mi nombre, mi edad, dónde trabajaba etc. Yo respondí a todas estas preguntas sonriendo, porque había leído que a los asiáticos les gusta que sonrías, tenía lista mi sonrisa Colgate al estilo Miss Universo, aunque no pensaba en la paz mundial, sino en que no debería hacer para ofenderlo, en mi mente mi pequeña ardilla dijo “no lo veas a los ojos, para ellos es grosero” así que inmediatamente con una sonrisa estúpida en la cara voltee a verlo al cuello, fue lo más incómodo de la vida, porque los latinos acostumbramos ver a la gente a los ojos y mientras pasaba toda esta situación bizarra en la que me sentía estúpida recordé ese cuento zen que dice:

Un día un aprendiz fue a buscar a su maestro y le dijo:

-Querido Maestro quiero iluminarme

El maestro le respondió:

-Eso es fácil, lo único que tienes que hacer es no pensar en monos

El alumno sonrió complacido, eso era muy fácil, él nunca pensaba en monos, era la tarea más sencilla del mundo y se fue feliz pensando que se iluminaría, pasaron varios meses y el alumno regresó muy triste y preocupado y le dijo al maestro:

-Maestro no pude dejar de pensar en monos, lo intenté pero nunca pude lograrlo, pero es la cosa más extraña porque yo nunca pensaba en monos, pero desde que me dijo que no lo hiciera ¡¡¡día tras día hora tras hora, lo único en lo que pensaba era en monos!!!.

El maestro respondió:

-¡Claro que no pudiste dejar de pensar en monos! En la vida las cosas se dan naturalmente, si te iluminas te iluminarás, no puedes forzar las cosas, tienes que dejar que todo fluya por sí solo, si te obligas no se puede.

Bueno pues me pasó algo similar, fue la tarea más difícil y absurda intentar no verlo a los ojos, a lo mejor nunca me había fijado que lo hacía tanto, pero en ese momento como era prohibido NO PODÍA EVITARLO, lo peor es que cada que lo veía a los ojos él bajaba la mirada, fue un juego de lo más bizarro, yo no lo veía y él me hablaba viéndome a la cara, lo veía  y entonces él volteaba rápidamente me dejaba de ver a los ojos, era como jugar a “¿On ta bebé?…aquí ta” de pronto me empecé a poner nerviosa, pero no nerviosa del estilo me gustas y siento mariposas en el estómago, sino del estilo QUIERO QUE ESTA TORTURA TERMINE… estaba tan nerviosa y angustiada, no quería ser irrespetuosa y al mismo tiempo tenía que responder todas las preguntas que me hacía y yo hacerle la plática, no sé cuanto duró pero para mi fueron unos 10 años de mi vida, y en mi cabeza seguía pensando ¿qué más es grosero? ¿Qué no debo hacer? Lo bueno es que soy mujer y tengo la habilidad de hacer varias cosas al mismo tiempo (como pueden notarlo pude angustiarme, ponerme nerviosa, sonreír como idiota, contestar y hacerle preguntas, además de pensar en un cuento zen al mismo tiempo wow) y no creo que él haya notado la batalla épica que tenía en mi interior (eso espero), terminó todo y me fui confundida y angustiada, llegue con mi hermana en estado catatónico y le conté lo que me había pasado, su respuesta fue liberadora y me puso a pensar en mi estupidez, me dijo:

-Ay Susy, pues si él es el que vive en tú país, es él el que debe de acostumbrarse a tú cultura, además seguro ya está acostumbrado al choque cultural, ¡no te pases!.

Me iluminé y me di cuenta de que había sido una tonta, la siguiente vez que me lo encontré, me preocupe menos y fue genial, me reí mucho más, de hecho si lo vi o no a los ojos no me acuerdo, no sé si lo ofendí o no y la verdad no me importo porque fui más genuina, por eso decidí escribirles este post, es bueno que sepamos de la cultura asiática, pero si les pasa como a mí y conocen a un asiático no se pongan nerviosas, sean ustedes mismas, la diferencia cultural si existe, pero la hacemos más grande en nuestra cabeza, así que lo mejor es ser naturales, y estar relajadas, espero que este post les haya servido de algo y sin más por el momento me despido por ahora.